Fronteras abiertas

En momentos que el gobierno de Estados Unidos insiste en el muro en la frontera con México y las posturas antiinmigrante en otros países resultaría descabellado que alguien proponga acabar con las fronteras y los obstáculos al libre flujo de personas.

Sin embargo esto ocurre y no sólo eso, la idea representa ganancias de 78 billones de dólares, es decir, una cifra a la que podría ceder los que abanderan las corrientes antiinmigrante.

78
Billones de dólares sería más rico el mundo con la libre movilidad de personas
“Si bien es deseable dar prosperidad a través de la economía internacional, es claro que las asimetrías entre los países son una barrera”
José Luis de la Cruz GallegosDirector IDIC
“¿Si un mundo de libre circulación sería 78 billones de dólares más rico, los liberales no deberían estar dispuestos a concesiones políticas para lograrlo?”
Bryan CaplanProfesor de economía de la Universidad George Mason
En el entorno actual es poco probable que avance esta alternativa porque para que ocurra se requiere una integración más profunda, es decir pasar de un vínculo comercial y financiero a una unión al estilo Unión Europea

En momentos que el gobierno de Estados Unidos insiste en el muro en la frontera con México y las posturas antiinmigrante en otros países resultaría descabellado que alguien proponga acabar con las fronteras y los obstáculos al libre flujo de personas.

Sin embargo esto ocurre y no sólo eso, la idea representa ganancias de 78 billones de dólares, es decir, una cifra a la que podría ceder los que abanderan las corrientes antiinmigrante.

A nivel mundial, los migrantes representan sólo 3.1 por ciento de la población, lo que significa que la gran mayoría no quiere abandonar su país.

La alternativa ha sido empujada desde el ámbito académico, con estudios sobre los beneficios económicos de tener fronteras abiertas a la movilidad de personas.

Uno de los impulsores es Michael Clemens, economista del Centro para el Desarrollo Global, que es un grupo de reflexión contra la pobreza con sede en Washington, quien asegura que acabar con las barreras a la movilidad de personas es ver que hay billones de dólares en la calle y que sólo hay que agacharse para recogerlos.

Esa política de fronteras abiertas, que aparentemente es sencilla haría que el mundo sea dos veces más rico, de acuerdo a un estudio referido en The Economist.

Lo anterior ocurre porque un trabajador se vuelve más productivo cuando migran a un país rico ya que se desenvuelve en un mercado laboral con amplio capital, empresas eficientes y un sistema legal que le da seguridad.

“El trabajo es la mercancía más valiosa del mundo, pero gracias a una regulación estricta de la inmigración, la mayor parte se desperdicia”, añadieron Bryan Caplan y Vipul Naik en el análisis “Un caso radical para las fronteras abiertas”.

De acuerdo al reporte, los trabajadores mexicanos que emigran a Estados Unidos pueden ganar 150 por ciento más; mientras que los nigerianos no calificados ganan mil por ciento más.

Además, la evidencia arroja que la inmigración a gran escala no afecta económicamente a la población del país receptor, ya que los inmigrantes aportan nuevas ideas y comienzan sus propios negocios.

Se mueve el capital

En contraparte, también están los riesgos de una repentina apertura de fronteras a la migración y sobre todo sin las políticas adecuadas para absorber el flujo de entrada.

Gran parte de esos riesgos pueden ser mitigados así como las objeciones más comunes se pueden superar con un poco de iniciativas creativas, precisó el estudio.

“¿Si un mundo de libre circulación sería 78 billones de dólares más rico, los liberales no deberían estar dispuestos a concesiones políticas para lograrlo?”, dijo Bryan Caplan.

En opinión del economista, Luis Carlos Reyes, la desigualdad salarial entre el mundo de sarrollado y los países pobres radica en las restricciones al libre movimiento de personas que imponen los ricos.

“Si para la mano de obra pobre fuera fácil emigrar legalmente a países ricos, su nivel de vida mejoraría y beneficiaría incluso a los que no emigran, ya que decidirá quedarse acá cuando su trabajo estuviera tan cotizado como en el extranjero”, afirmó.

Los salarios de los trabajadores de los países desarrollados bajaría, pero nunca a niveles del tercer mundo, sostuvo.

En ese sentido, aseguró que la mejor solución es abrir las fronteras de todos los países del mundo, pero como esto no va a suceder entonces es el capital el que termina por cambiar de país y genera oportunidades laborales relativamente mejores.

Integración profunda

José Luis de la Cruz Gallegos, director del Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico (IDIC) manifestó que la libre movilidad de personas depende de que los países se pongan de acuerdo sobre elementos comunes en la agenda, de la cual forma parte la migración y sobre todo de su integración al mercado laboral.

“Si bien es deseable dar prosperidad a través de la economía internacional, es claro que las asimetrías entre los países son una barrera”, explicó.

Dentro del entorno internacional globalizado pero donde sigue presente el interés de cada país resulta complejo que se pueda lograr una liberalización total y para que esto ocurra se debe avanzar en una integración más profunda, lo cual para el caso de México y Estados Unidos están lejos de progresar en ese sentido.

José Luis de la Cruz Gallegos reveló que cada país tiene la obligación de combatir la pobreza, pero el problema es cómo se logra que un país tenga interés en resolver la pobreza de otro, lo cual requiere una visión global, regional y un liderazgo en ese sentido.

“Si bien es algo que sería deseable, sería algo positivo, es complicado de realizar porque al final del día, cada país tiene su agenda propia, sus desequilibrios y toda la elaboración de su política económica y social va a depender de esos objetivos, en donde la parte internacional queda en un segundo plano”, añadió.

En el entorno actual es poco probable que avance esta alternativa porque para que ocurra se requiere una integración más profunda, es decir pasar de un vínculo comercial y financiero a una unión al estilo Unión Europea donde se abordan temas fiscales, aduanero y laboral; lo cual requiere un proceso más avanzado.

Por último resaltó que para lograr prosperidad global se requiere generar el crecimiento económico y para eso se necesitan estrategias globales, en donde lo primero que se asegure es el crecimiento y si no se alcanza eso es complejo que se pueda hacia una agenda social más ambiciosa a nivel internacional, afirmó.

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