TLCAN: Llegó la hora

Después de nueve meses de incertidumbre, de operaciones diplomáticas para hacer un control de daños, de consultas con los sectores estratégicos y de cabildeo de intereses especiales, llegó la hora cero del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Mañana iniciará la renegociación del acuerdo en el que se ha basado el modelo de desarrollo mexicano de las últimas dos décadas.

El reclamo de que se necesita corregir el déficit comercial de EU parte del deterioro que ha sufrido el empleo manufacturero
Las exportaciones mexicanas y las chinas son rivales, no complementarias; a diferencia de lo que sucede con la planta productiva de Estados Unidos
México busca apuntalar y modernizar el Capítulo 19, que será uno de los temas más discutidos
La primera ronda de negociación que arrancará en Washington está relacionada con la organización y el calendario, pero no se espera una discusión de temas
En caso de que los temas que se aborden no tengan mucha oposición, el arranque de la negociación será constructiva

Después de nueve meses de incertidumbre, de operaciones diplomáticas para hacer un control de daños, de consultas con los sectores estratégicos y de cabildeo de intereses especiales, llegó la hora cero del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Mañana iniciará la renegociación del acuerdo en el que se ha basado el modelo de desarrollo mexicano de las últimas dos décadas.

El TLCAN inauguró un nuevo episodio en el que una parte de la economía de México estuvo obligada a ceñirse a unas reglas del juego cuyos efectos institucionales y económicos están a la vista. En 1994, la renta del sector exportador equivalía a 13.3 por ciento del producto interno bruto (PIB), de acuerdo al Banco Mundial. Ahora, esta cifra equivale al 38.15 por ciento del PIB.

El éxito de la economía exportadora mexicana contrasta con el letargo de un sector doméstico caracterizado por su baja competitividad y por el estancamiento de la productividad. La firma de consultoría McKinsey hizo referencia a este fenómeno en un documento del trabajo del 2014 que se tituló “El cuento de dos Méxicos: crecimiento y prosperidad en una economía de dos velocidades”.

Hoy, el terreno ganado desde 1994 está en riesgo. En juego están los 313 mil millones de dólares que México exporta anualmente a Estados Unidos y Canadá.

La importancia del TLCAN para el desarrollo económico y la estabilidad macroeconómica del país quedó de relieve en el episodio de depreciación  más disruptivo desde la crisis financiera del 2008. Entre el 9 de noviembre de 2016, cuando se anunció la victoria electoral de Donald Trump, y el 20 de enero de 2017, día de la inauguración de la nueva administración, el peso perdió el 19.79 por ciento de su valor frente al dólar.

El tipo de cambio se ha estabilizado en un nivel de 17.77 pesos por dólar, pero la sensación de incertidumbre permanece.  Todas las partes involucradas del TLCAN se han declarado listas para retirarse del acuerdo si las negociaciones fracasan.

Como preámbulo, el lunes, el presidente Donald Trump publicó un tweet en el que criticó a los gobiernos demócratas por haber legado los “peores acuerdos comerciales en la historia”.

La declaración hace eco de la reconfiguración política en torno al libre comercio. Tradicionalmente, el grueso del Partido Demócrata se ha opuesto a la creciente apertura comercial de Estados Unidos en los últimos años. Si bien, fue la administración de Bill Clinton la que signó el TLCAN y fue la administración de Barack Obama la que signó el Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP, por sus siglas en inglés); todos los tratados comerciales firmados desde el TLCAN han sido aprobados por una mayoría del Partido Republicano en el Congreso. Además, el diseño de ambos acuerdos (TPP y TLCAN) tiene su origen en administraciones republicanas.

En ese sentido, la politización del TLCAN emerge como un riesgo notable considerando que el presidente Trump se ha referido en más de una ocasión al TLCAN como “el peor tratado comercial en la historia” y a que habrá elecciones de medio término en noviembre del 2018.

Dada la calendarización del acuerdo, que incluye siete rondas que estarán separadas entre sí por un periodo de tres semanas, es altamente probable que la nueva legislatura estadounidense sea la encargada de votar las reformas hechas al TLCAN.

Algo similar ocurre con el proceso electoral mexicano que iniciará a principios de 2018. La última palabra en lo que respecta la implementación del denominado TLCAN 2.0 recaerá sobre la administración que sucederá al gobierno de Enrique Peña Nieto. Al momento, Andrés Manuel López Obrador, referido como un candidato antisistema que ha sido un crítico usual del modelo de apertura comercial del país, es el puntero en prácticamente todas las encuestas de preferencias electorales de cara al 2018.

A la defensiva

Mario Correa, economista jefe de Scotiabank México, declaró en entrevista que los intereses del país van primero.

“Por lo que han comentado, están muy dispuestos, incluso a pararse de la mesa si estos intereses no se ven reflejados en la negociación”.

Al respecto, sostuvo que hay que poner al acuerdo comercial en su dimensión, ya que no es la única forma que tiene México para comerciar ni con América del Norte ni con Estados Unidos porque hay bienes y mercancías que se exportan a la región, a través de todo el sistema que representa la Organización Mundial de Comercio (OMC).

También existen otros mecanismos por fuera de ese organismo internacional que permite al país el comercio con el mundo.

“El TLCAN es muy importante para nosotros, pero lo es más mantener una serie de principios que han permitido,  que nuestra economía funcione mejor, en particular el libre comercio”, sostuvo.

Mario Correa aseguró que México ha tenido una postura expectante al inicio de las negociaciones, sobre todo con Estados Unidos. 

En la medida que los asuntos que se aborden sean aquellos donde no existen mucha oposición, entonces el arranque de la negociación sería constructiva, y podría arrojar buenos resultados.

Por el contrario, el proceso podría ser más tardado, en caso que no se vea una agenda clara, que cuesta trabajo definirla o que se inicia con los temas más controvertidos e incluso adversos a los socios.

Ante este escenario se generarían inquietudes dentro del proceso de la negociación, manifestó.

“Estamos esperando a ver hasta dónde llega la visión del presidente (Trump) no sólo del comercio internacional sino en la forma de negociar”, reveló.

El presidente de Estados Unidos, en sus negocios, ha tenido una forma de negociar de “suma cero”, en donde para que alguien gane alguien tiene que perder.

“Eso lleva a negociaciones que pueden ser muy ríspidas o complicadas. En el comercio se generan sinergias donde ganan todos y se requiere una postura más constructiva”, expuso.

Existe un gran potencial para mejorar la competitividad de toda la región y poder enfrentar la competencia de otros bloques como Asia y Europa.

Mario Correa reveló que ser proactivo, de cara a la negociación no tiene sentido cuando todavía no se conoce lo que van a buscar los otros socios en el pacto comercial.

Por último manifestó que hay que esperar con cierta cautela porque el proceso no será corto ni fácil pero se puede concluir con un acuerdo bastante mejor al actual y que sea positivo para los tres países.

Modernizar el Capítulo 19

Mariana Ramírez, analista económico de Banco Ve por Más,  opinó que el Capítulo 19 será uno de los más discutidos y que generará tensión en las siguientes rondas de conversaciones.

Lo anterior porque si bien se han visto puntos de coincidencia que darán agilidad a las pláticas, también hay otros que van a generar tensión y uno de ellos es la eliminación del Capítulo 19, el cual ha sido positivo en algunos asuntos, sobre todo para Canadá, y por eso lo defiende.

“En el caso de México, la postura es apuntalar este capítulo y modernizarlo para poder resolver las controversias”, reveló.

La primera ronda de negociación que arrancará en Washington está relacionada con la organización y el calendario de las siguientes rondas de conversación, pero no se espera como tal, una discusión de temas.

Mariana Ramírez dijo que México ha mostrado respuestas y ha sido firme que en ningún caso aceptará un incremento en los aranceles.

“En este tema en particular sí ha sido muy enfático y firme en defender el tema. Creo que va a depender de lo que genere tensión para los países”, apuntó.

El mito del déficit

La reforma al TLCAN se convirtió en una prioridad para la administración de Trump porque el acuerdo se ha vuelto anatema para la clase trabajadora de Estados Unidos, aquella que representa la base electoral de un presidente que cuenta con un nivel de aprobación de alrededor de 35 por ciento.

El reclamo de que se necesita corregir el déficit comercial de Estados Unidos parte del deterioro que ha sufrido el empleo manufacturero de ese país en las últimas dos décadas. Trump y sus seguidores encontraron en México al culpable de esta tendencia. El déficit comercial estadounidense con México es de 63 mil millones de dólares.

Sin embargo, Luis de la Calle, uno de los negociadores originales del TLCAN, argumenta que la relación comercial de México y Estados Unidos ha tenido el efecto contrario: se ha amortiguado el golpe que han generado la creciente automatización de los procesos industriales y la entrada de China a la Organización Mundial de Comercio  sobre el empleo manufacturero estadounidense.

Como lo revela la gráfica, cada vez que crece  la participación de las exportaciones mexicanas respecto a las importaciones estadounidenses, el índice del empleo manufacturero de Estados Unidos aumenta o, en el peor de los casos, se mantiene estable. El único momento en el que se rompe esta correlación es durante el periodo atípico de la Gran Recesión.

Además, resulta evidente que el deterioro del índice de empleo comienza en el 2001, año en el que China se integró cabalmente al sistema comercial global. De hecho, es a partir de ese año cuando el déficit comercial de México con China empieza a crecer de manera exponencial.

Las exportaciones mexicanas y las exportaciones chinas son rivales, no complementarias; a diferencia de lo que sucede con la planta productiva de Estados Unidos.

Pese a que el consenso de economistas reconoce que México no es el problema, también refiere que la raíz de esta insistencia irracional de intentar corregir el déficit comercial es un tema político. Trump debe salvar cara frente a su base electoral. Su supervivencia política depende de ello.

¿Quién quiere qué?

Estados Unidos ha hecho pública su lista de objetivos de cara a la renegociación del TLCAN, mientras que México y Canadá se han limitado a mencionar cuáles serán las directrices que guiarán su estrategia. Estos son los temas que cada país quiere poner sobre la mesa:

México

> Obtener un mejor acceso al mercado TLCAN para el sector agrícola mexicano, eliminando barreras comerciales

> Mejorar la movilidad laboral de la región

> Mejorar la infraestructura aduanal

> Actualizar las provisiones del sector energético en el tratado

> Obtener un mejor acceso al mercado TLCAN para los inversionistas y proveedores de servicios financieros de México

> Integrar los mercados de telecomunicaciones de la región

> Actualizar el marco del tratado para las necesidades de la economía digital y la protección de la propiedad intelectual

Los personajes

Luis Videgaray

> Secretario de Relaciones Exteriores

Ildefonso Guajardo

> Secretario de Economía

Kenneth Smith Ramos

> Jefe técnico del equipo negociador

Estados Unidos

> Reforzar la protección a la propiedad intelectual

> Implementar reglas de origen más estrictas, elevando el nivel de contenido regional que debe contener un producto de exportación para ser sujeto a una tasa de arancel cero

> Homologar los estándares laborales y las regulaciones ambientales en la zona TLCAN

> Extender la política de “Compra estadounidense” (Buy American) en las licitaciones públicas de México y Canadá sin ofrecer reciprocidad

> Obtener la facultad completa de poder implementar medidas de salvaguarda para proteger a las industrias domésticas de prácticas de comercio desleal

Los personajes

Wilbur Ross

> Secretario de Comercio

Robert Lighthizer

> Representante Comercial de Estados Unidos (USTR, por sus siglas en inglés)

John Melle

> Asistente del USTR

Canadá

> Mantener el mecanismo de resolución de disputas del Capítulo 19 (conformación de un panel binacional independiente que trasciende la decisión de cortes locales)

> Clarificar las reglas del comercio digital, tomando en cuenta estándares para la protección de datos personales

> Proteger intereses domésticos estratégicos: telecomunicaciones e industrias culturales

> Exentar a Canadá de la política de Buy American en las licitaciones federales, estatales y de programas de infraestructura de Estados Unidos

> Proteger el libre movimiento de bienes y servicios que ha permitido integrar sectores enteros en la región

> Homologar los estándares laborales y las regulaciones ambientales en la zona TLCAN

Los personajes

Chrystia Freeland

> Ministra de Relaciones Exteriores

David MacNaughton

> Embajador en Estados Unidos

Brian Mulroney

> Exprimer ministro

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